7/9/12

Mi plan de marketing

En este post os recordamos el artículo que preparamos junto a Eugenia y Curri para el segundo número de la Revista Traditori. Aquí podréis leer la revista entera.
Mi plan de marketing
Un plan de marketing es un documento previo con el que deben contar todas las empresas antes de lanzarse al mercado para conocer su posición real en él y poder actuar en consecuencia. Los traductores autónomos somos empresas «a pequeña escala», por lo que elaborar un plan de marketing puede parecernos una empresa monstruosa; sin embargo, es una herramienta que puede ayudarnos mucho a conocer qué posición estamos ocupando en el mercado y hacernos reflexionar sobre hacia dónde queremos ir. En este artículo os presentamos un extracto de los datos más relevantes que se incluyen en un plan de marketing para que podamos elaborar el nuestro propio, aunque muy básico, y lo podamos utilizar eficazmente.
A continuación os exponemos las partes en las que se estructura un plan de marketing. Para que pueda seros útil, la idea es que desarrolléis cada uno de los apartados en función de vuestra propia situación y experiencia. El plan de marketing que resulte supondrá una herramienta muy útil de autoconocimiento y un punto de partida muy realista para adentraros en el mercado profesional. El esfuerzo merece la pena.
Análisis de la situación: consiste en una presentación de los factores externos que pueden incidir en la marcha de nuestra empresa. Se divide en tres subapartados: el primero es una descripción del entorno socioeconómico general en el que nos encontramos y su repercusión en nuestro negocio; el segundo consiste en una enumeración de nuestros competidores principales, incluyendo sus servicios, sus estrategias, sus clientes y sus puntos fuertes y débiles; el tercero es hacer una descripción de nuestra propia empresa teniendo en cuenta los mismos puntos que nuestros competidores y nuestra experiencia, y resumir esta información en puntos fuertes y débiles. No debemos concluir este apartado sin describir nuestra filosofía básica y nuestros servicios.
Análisis del mercado objetivo: sirve para tener un conocimiento preciso de nuestros clientes actuales y potenciales. En este punto es necesario examinar la situación y las perspectivas de los clientes que necesitan nuestros servicios y tener en cuenta qué necesitan exactamente, con qué frecuencia y por qué los necesitan. Esta información debe permitirnos tomar decisiones respecto a qué clientes tenemos que dirigirnos, qué servicios debemos proporcionarles y cómo promo-cionarnos para que nos vean. Este análisis nos ayuda a realizar una segmentación del mercado, es decir, a clasificar nuestros clientes según sus necesidades para así poder enfocar nuestros recursos eficazmente, en lugar de intentar vender todos nuestros servicios a todos nuestros clientes.
Podemos empezar distinguiendo dos tipos principales de clientes: por un lado, las agencias de traducción y, por el otro, los clientes directos. El criterio de actuación en el caso de las agencias determinará, por ejemplo, que no debamos ocuparnos de las diferentes tareas de gestión que requiere el contacto directo con el cliente y que, por tanto, podamos dedicarnos un mayor número de horas a traducir y aplicar así una tarifa más baja. Sin embargo, en el caso de los clientes directos deberemos resaltar otros aspectos: sin duda, valorarán positivamente que ofrezcamos servicios de valor añadido a la traducción como pueden ser la maquetación, la gestión de un proyecto con varias combinaciones lingüísticas, etc.
Problemas y oportunidades: en este apartado resaltaremos los problemas con que nos encontramos en nuestro día a día profesional como traductores y deberemos determinar la mejor solución para actuar ante ellos. También conviene plasmar en este punto las oportunidades favorables que podrían surgir a nuestro paso y que podríamos aprovechar, para así poder describir cuál es la mejor manera de reaccionar y aprovechar las ventajas que nos ofrecen. No olvidemos que esta información debe servirnos para adaptarnos a las necesidades de los clientes, no solo a las del presente, sino también a las del futuro. Esto lo conseguiremos si prestamos atención a los cambios en sus necesidades y les hacemos frente de manera que podamos aportar aportando innovaciones a nuestros servicios, ya sean estos de carácter técnico, o bien ampliando nuestros servicios.
¿Cuántos de nosotros, que aprendimos a traducir a mano con un diccionario, estamos ahora ofreciendo servicios de maquetación y manejando conceptos y habilidades nuevas como la preedición y la posedición de documentos traducidos con programas de traducción automática?
Objetivos: hay que definir los objetivos que pretendemos alcanzar con el plan de marketing. Estos deben ser cuantificables y precisos, y debemos asignarles un plazo de consecución; no olvidemos que deben ser, ante todo, factibles. Debemos plantearlos de un modo ambicioso, pero también razonable: planteémonoslos como un reto estimulante. Describir estos objetivos nos servirá principalmente para conocer nuestros propósitos en materia de ventas, de prestación de nuestros servicios, de marketing, el margen de ganancia, los costos y otros fines específicos que cada traductor se quiera marcar. A partir de la resolución de los problemas y de la explotación de las oportunidades descritas en el apartado anterior podemos obtener nuestros primeros objetivos básicos.
Sobre los objetivos de ventas, queremos remarcar que es muy importante realizar estimaciones basadas en las oportunidades reales del mercado y en nuestras posibilidades. Si nos marcamos metas «utópicas», podremos caer en la decepción que provocan las cosas inalcanzables al no obtenerlas. Del otro modo, si nos marcamos metas demasiado fáciles de lograr, no conseguiremos que nos inciten a una mejora continua.
Dentro de estos objetivos, distinguiremos entre los realizables a corto plazo y los realizables a largo plazo. Para los primeros, deberemos acotarlos en espacios de tiempo, es decir, ponerles fecha de inicio y fecha final, y tener en cuenta que influirán en los objetivos a largo plazo. No hay que olvidar que en los objetivos a largo plazo influirán también las tendencias del mercado, es decir, las condiciones en que este vaya evolucionando.
Desarrollo de las estrategias de marketing: se trata de establecer las líneas maestras que hay que seguir para alcanzar los objetivos propuestos, teniendo en cuenta también las acciones que llevan a cabo nuestros competidores. Se trata esencialmente de definir «en qué mercado hay que estar» y qué acciones hay que emprender para conseguirlo como, por ejemplo, adoptar una política basada en diferenciar nuestros servicios de los de la competencia y en exponer claramente cuáles son los beneficios que nosotros aportamos.
Este punto del plan de marketing requiere un esfuerzo de reflexión. Las estrategias describen cómo deben enlazarse los objetivos sin perder de vista el comportamiento de los clientes. Un ejemplo de estrategia puede ser abrir mercado en otros países; otra decisión estratégica será dónde, cómo y cuándo promocionar nuestros servicios; especializarnos en algún campo para distinguirnos de nuestra competencia; buscar nuevos métodos para optimizar nuestro proceso de trabajo; replantear las tarifas que aplicamos.
Desarrollo de las tácticas de marketing: en este apartado de nuestro plan de marketing describiremos los métodos que emplearemos para llevar a cabo las estrategias. Estos métodos pueden consistir en hacer cambios en nuestros servicios, en el precio, en el modo y el lugar donde promocionarlos.
Es importante que tengamos en cuenta que hay que buscar aspectos que los clientes puedan percibir. Con los tiempos que corren, uno de los elementos esenciales en el proceso de marketing son nuestras tarifas. Unas tarifas demasiado altas abren las puertas a nuestros competidores; unas tarifas demasiado bajas pueden dar una mala imagen de nosotros, ya que el cliente puede pensar que nuestros servicios son de mala calidad. Las tarifas se deben definir sobre cuatro aspectos fundamentales: 1. en relación con las de nuestros competidores; 2. si hacemos descuentos por volumen; 3. deben cubrir, como mínimo, nuestros costes fijos cotidianos para poder vivir; 4. hay que establecer el mínimo de servicios realizados que nos permitan cubrir los costes fijos.
Evaluación y control: una vez finalizado el plan de marketing, hay que realizar un análisis de los resultados obtenidos después de su aplicación. Para poder compararlo con alguna referencia, lo mejor es contar con los datos anteriores a su ejecución (los actuales). Así podremos evaluar el impacto producido. Es necesario extraer datos de las acciones puntuales, no de los resultados globales. Es decir, hay que analizar las reacciones que se hayan producido a partir de cada promoción puntual, de cada mailing, de cada anuncio de un servicio nuevo, y no reducirlo todo a un «ha funcionado porque he encontrado clientes nuevos» ni a un «no me ha servido de nada, porque estoy como empecé». Este es el momento para «realimentarse» con los resultados obtenidos y, a partir de ellos, modificar nuestras futuras acciones de marketing.
Acabamos con un consejo que es la clave de todo: debemos ser honestos; trabajar since-ramente; tener experiencia y ser personas expertas en los temas a traducir; ser auténtico y creativo y no un imitador; buscar una relación duradera; proporcionar buenos resultados y ofrecer un servicio completo, esto es, anticiparnos a posibles problemas, avisar de posibles errores detectados en un texto, avisar a tiempo cuando no podamos cumplir los plazos establecidos, entre otros. Si cumplimos todo esto, tendremos la mitad del camino hecho.