18/4/12

¿Quién se apunta a añadir motivos para dignificar la traducción?

La traducción necesita de dignidad y que nosotros, traductores e intérpretes, hagamos un esfuerzo para tratar este asunto sin quejas ni victimismo y adoptemos un punto de vista más «pedagógico», por así decirlo. Aunque la presión de las grandes agencias de traducción nos ahoga un poco a las agencias pequeñas y a los traductores autónomos, por el establecimiento de tarifas imposibles en plazos ridículos, tenemos un compromiso con nosotros mismos y con la profesión en general para dignificarla.

Ya se ha escrito mucho sobre el tema de las tarifas y el de los plazos. Nos referimos más bien a «vendernos con calidad» para desterrar la creencia de que «no puede ser tan difícil cambiar un mensaje de una lengua a otra, si las palabras ya se han inventado».

Desde un punto de vista meramente textual, un texto bien traducido implica tratarlo desde muchos enfoques, no se trata solo de ortografía: requiere unas técnicas, métodos, procedimientos y conocimientos especiales que nos han enseñado durante una licenciatura de cuatro años, con su postgrado o máster incluido, y otros cursos de especialización. Casi todo el mundo puede traducir; sin embargo, para hacer una buena traducción es necesario contar con unas competencias que no todo el mundo tiene.

Además, hoy en día un traductor competitivo debe manejar programas informáticos con mucha habilidad, ya que los utiliza en su casa, solo, sin un departamento de informática a su disposición. La mayoría de estos programas son CARÍSIMOS y cuesta bastante amortizarlos. Lo mismo sucede con programas de diseño como, por ejemplo, InDesign o QuarkXpress –programas nada fáciles de utilizar, como podrán asegurarnos los expertos en diseño–, ya que si los traductores queremos un valor añadido a nuestro trabajo, debemos traducir sobre prácticamente cualquier formato.

Todo esto no es nada que un trabajador autónomo no sufra en sus propias carnes, ni supone que los traductores tengamos un status «sufridor» más acentuado que el resto. Lo que sí debemos hacer ver es la invisibilidad del traductor. En general, excepto casos excepcionales, nadie repara en el valor que esconde una buena traducción. No generamos directamente dinero a una empresa, si no que más bien somos vistos como un «gasto». Estamos callados trabajando en un rincón, por lo tanto, «lo nuestro no puede cansar mucho». Traducir es eso tan fácil de hacer que «bah, quiero tener estas 24 páginas para mañana».

Mundo: el trabajo de un traductor es importante, no puede hacerlo «cualquiera», sino que requiere unas habilidades especiales aprendidas durante muchos años de carrera universitaria y luego profesional.

Por esto y por todo: ¿quién se apunta a añadir motivos para dignificar la traducción?

5/4/12

Happy Easter!

Por fin nos tomamos unos días de descanso para disfrutar con nuestros queridos y ¡comer mucho chocolate!

¡Os deseamos a todos una feliz Semana Santa!




Ilustración de Laura Marcaccio